AULA DE LITERATURA
JOSÉ ANTONIO GABRIEL Y GALÁN
Os dejamos el video de la entrevista que hicieron a Álvaro las alumnas María Peral y Vanesa Díaz. Gracias por su buen trabajo.
ENTREVISTA
A ÁLVARO VALVERDE. Aula de literatura José
Antonio Gabriel y Galán
de Plasencia.
Álvaro
Valverde visitó nuestro instituto el día 5 de noviembre de 2014 con
motivo de su lectura en el Aula
de Literatura José Antonio Gabriel y Galán.
Aprovechamos la ocasión para que las alumnas María Peral Cordero y
Vanesa Díaz González, de segundo curso de Bachillerato de
Humanidades, le hicieran una entrevista. Este es un extracto de sus
respuestas.
La
entrevista comenzó con una breve presentación de las alumnas sobre
la obra poética de Álvaro Valverde, citando títulos como Las
aguas detenidas, A debida distancia, Plasencias
y su último poemario publicado en octubre Más
allá, Tánger.
1.
María y Vanesa: ¿Su poesía es más de naturaleza, urbana o
cosmopolita?
Álvaro
Valverde: Es más de naturaleza, por una sencilla razón, porque vivo
rodeado de naturaleza, y a mí siempre me ha gustado. Siempre me ha
gustado salir a la montaña y ahora paseo. Para mí, el contacto con
la naturaleza es fundamental.
Por
otra parte ese toque cosmopolita, lo da más ser de un lugar y ser
fiel a ese lugar que ponerse estupendo y hablar sólo de lugares
exóticos o de ciudades maravillosas como Londres, Shangai... Lo
cosmopolita no va por ahí. Siendo muy local, a veces comunicas más,
que intentando ser de todas partes. Yo he mantenido un territorio,
Plasencia y sus alrededores, y después están, sí, otras ciudades.
El mundo es ancho.
2.
¿Qué representa Plasencia para usted, personalmente y en su obra?
Es
muy importante, le he dedicado un libro “Plasencias”, así, en
plural, un título que yo tomé en homenaje a Paul Morand que titulo
uno de sus libros “Venecias”. Es cierto que en todas las
ciudades, hay muchas ciudades. Mi Plasencia no es la misma que la
vuestra, ni la de vuestros padres, es decir, cada Plasencia es
distinta.
Esta
ciudad condiciona mi vida, aquí he vivido siempre y me temo que aquí
seguiré siempre. Cabe destacar que Plasencia es una ciudad muy
literaria, son muchos los escritores que Plasencia ha dado, por tanto
algo tendrá esta ciudad para que impulse a tantos escritores.
3.
¿Por qué el título de su libro es “Plasencias” en plural?
Como
ya he comentado antes, está en plural porque dentro de una ciudad,
hay muchas ciudades, entonces yo tengo distintas “plasencias” en
Plasencia
4.
¿Sus libros en prosa tienen mucho del universo de su poesía?
Eso
dicen. He escrito dos novelas, y en esas novelas, Plasencia es
omnipresente. Las
murallas del mundo,
la primera, es una historia que se relaciona con esta ciudad. Su
anécdota es muy simple, los placentinos esperan que se la nombre
patrimonio de la humanidad, algo que seguimos esperando. Y por otra
parte Alguien
que no existe. Esta
novela también es puramente placentina, con personajes reales de
esta ciudad y otros que no.
De
hecho estas dos novelas las publiqué porque no había visto otros
escritores que llevaran a la novela una Plasencia que ya desaparecía.
5.
¿No le ha tentado nunca irse de Plasencia a una ciudad como Madrid
para estar en contacto con el mundo literario y alcanzar una mayor
proyección?
No,
por eso precisamente no. Nunca me iría a vivir allí por la vida
literaria, porque creo que es completamente nefasta. Mientras uno
está de cócteles, de presentaciones… no está escribiendo.
También se entra en una dinámica de competencias, de enemistades,
lo cual para mí es detestable. De hecho, cualquier acto literario
me desconcierta bastante.
Por
suerte, además, hubo en un momento en este país que no se
necesitaba vivir ni en Madrid ni en Barcelona para publicar en
editoriales importantes. Uno puede vivir en cualquier sitio y
publicar en editoriales de ámbito nacional.
6.
Sabemos que tiene un blog personal literario, ¿Cuándo escribe en
él piensa que está creando tendencia o modelos de lectura?
No,
no llego a tanto. Yo el blog lo utilizo casi como un ejercicio
literario, porque yo escribir poemas cada vez escribo menos y más
esporádicamente. Novelas ya no escribo, porque ni me convencía lo
que resultaba ni yo estaba dispuesto a dedicarle el tiempo que estas
requieren. Es un mundo donde ya entra el comercio, porque en la
poesía no se gana dinero, pues las editoriales no ganan dinero y el
autor tampoco. Entonces lo que he hecho es centrarme en el blog, ya
que para mí es una tarea tan importante como escribir poemas o
artículos e intento darle el máximo rigor. La gente me manda libros
y uno suele hablar de ellos en el blog. Puede que esos comentarios,
podríamos decir, creen una tendencia. Pero eso sería por añadidura.
Por resumir, el blog me parece el medio más oportuno y el más
literario para eso.
7.
¿Alguna vez se le ha encuadrado en la poesía de la experiencia, si
se tuviera que encuadrar en una generación o grupo literario, en
cuál sería?
En
la primera en la que yo figuré fue en la Generación de los 80 y
este se ha quedado como rótulo de la generación a la que yo
pertenezco por razón de edad. En ese sentido, sí considero que
pertenezco a un grupo de poetas que tienen la edad que yo tengo o
cercana. Yo no me he sentido encuadrado en un grupo concreto como el
que has nombrado antes de la experiencia, que fue un grupo de presión
que mandó mucho en la poesía de este país, en el que nunca me
aceptaron ni uno quiso entrar. Prefiero ser independiente. A la hora
de decir cómo es mi poesía o que nombre la pondría, he hablado de
la poesía meditativa o de meditación, de la que ya hablaron
Unamuno, Cernuda y luego Valente, que es una poesía que une la
reflexión, el pensamiento, con el sentimiento. Entonces, siento que
es una poesía de observación y contemplación, y eso es lo que
lleva uno a los poemas, sin que se quede sólo en lo anecdótico, que
era una de las marcas de la poesía de la experiencia.
8.
Usted es maestro del Alfonso VIII. Y hoy hablará con alumnos de
bachillerato. ¿Qué opina sobre los jóvenes actuales? ¿Cree que
leen lo suficiente?
Aquí
entramos en un tema un poco delicado. Vosotros pertenecéis a otra
época. Todo lo que es el tema digital ha entrado de lleno en
vosotros, por eso las cosas no son como antes. Es imposible que un
chaval se concentre con lo que la lectura exige, si está disperso en
el móvil y el resto de aparatos. Una cosa y la otra son
incompatibles, pero esto no significa que no siga habiendo lectores o
que superando la adolescencia vuelva el lector que erais. Hay que
resignarse un poco y pensar que ya no sólo es el libro y el papel el
único medio de lectura que ya están los ebooks, los blog, facebook…
Son otras maneras de leer, más breves, diferentes a la novela densa,
que tiene otras exigencias.
Pero
estoy en contra de que digan que los jóvenes de ahora sois peores
que antes, es una tontería, pero sí es verdad que en la lectura
está cambiando algo.
9.
¿Por qué cree que los lectores aprecian menos la poesía que la
novela, o incluso el ensayo?
Pues
creo que aquí tienen mucha culpa los profesores (con perdón) que
utilizan el comentario de texto como único método de lectura.
Entonces, los chavales se creen que leer un poema es como desentrañar
un artefacto, que cualquier poema o cualquier palabra del poema está
queriendo decir otra cosa de la que dice. Y luego está la parte de
entender y no entender; y es que a veces simplemente no hay nada que
entender, es solo el sonido, el ritmo, la atmósfera; las palabras ya
están diciendo todo lo que tiene que decir, no hay un más allá. A
veces es más importante disfrutar de la lectura. Dejarse llevar.
Como en la música.
10.
Se dice que los poetas tienen fama de solitarios. ¿Está de acuerdo
con esta opinión?
Sí,
estoy completamente de acuerdo, de hecho Nietzsche ya utilizaba
aquello de “Nosotros, los solitarios” y en ese nosotros
desde luego me incluyo yo.
A
mí me gusta pasear y me gusta pasear solo, sin radio o sin música.
Me gusta ir dándole vueltas a los poemas y a veces algunos de estos
surgen de esos paseos. En fin, vas poniendo en el paseo todo un poco
en orden. Luego depende del carácter propio, y yo soy una persona
solitaria, aunque a veces sí que agradezco mucho los encuentros con
los lectores, con el público (la “inmensa minoría” de Juan
Ramón Jiménez), gente que agradece que uno escriba.
11.
¿Cree que ha cambiado la situación cultural y educativa en
Extremadura desde que usted empezó a publicar en los años 80 hasta
hoy?
Sí
ha cambiado mucho, pero empezó a cambiar muy deprisa y muy bien y
hubo un momento donde estábamos en lo más alto y éramos envidiados
por todos los escritores de otras comunidades de España y por
algunos del extranjero, por lo bien que se planteaban aquí las cosas
y por la cantidad de actividades culturales que había y por las
editoriales modélicas. Pero llegó la crisis, hubo un cambio
político, incluso antes del cambio de partido de gobierno en
Extremadura. En la política cultural, quiero decir. Yo no achaco al
gobierno actual del señor Monago y tampoco se lo achaco solo a los
recortes, porque con poco dinero se pueden hacer muchas cosas, por
eso creo que el cambio empieza más atrás, aproximadamente en el
2006 o 2007. Entonces comenzó a cambiar todo. Sería conveniente que
en cualquier gobierno hubiese una sensibilidad política cultural
seria. Y ahora no la tenemos ni en la Comunidad Autónoma ni en el
gobierno sel señor Rajoy.
Actualmente,
has desaparecido los talleres literarios, se mantienen en precario
las aulas literarias y la Editorial Regional, que es pública y
estaba encaminada a publicar a la gente joven, todo esto se ha ido
perdiendo, cada vez hay menos calidad, con las consiguientes
excepciones. Por eso mi opinión es muy crítica en lo referente a la
cultura.
12.
¿Por qué dedica a Tánger su último libro? Y, ¿Cuál es el
sentido del título: “Más allá, Tánger”?
Más
allá, Tánger son
los dos últimos versos de un poema que está en “Postal del sur”,
en donde hablo de una serie de ciudades y de pueblos de Andalucía
donde he pasado muchos veranos.
Tánger
es la ciudad de mi mujer. Empecé a oír hablar de esa ciudad, no
solamente a ella, sino a mi suegra, su hermano... Ellos llegan a
Tánger de dos maneras, su padre huyendo de la guerra civil, porque
él era del bando republicano, y su madre desde Tetuán, donde nació,
porque su familia se trasladó a Tánger. Allí se conocen, se casan
y tienen dos hijos. Por lo tanto Tánger ha estado siempre presente
en casa, en el té que se tomaba por las tardes, en las
conversaciones… Y siempre era una ciudad ya perdida, recuerdo de
una vida mejor.
Entonces
hay un viaje en el que confluyen la vuelta de ella a Tánger, después
de mucho tiempo sin pisar su ciudad natal, y mi viaje, porque era la
primera vez que uno iba. Pero no lo sentía de esta forma, ya que
había oído y leído tanto sobre esa ciudad que en realidad para mí
era un regreso. Eso es lo que cuento en el libro mediante dos voces,
la de ella y la mía, que no se distinguen. Y luego hay una serie de
poemas más bien neutros que aluden a paisajes, a momentos, a
impresiones…
13.
¿Cree que en este último libro convergen lo lírico y lo narrativo?
Sí,
y además espero que de una manera bastante equilibrada.
Posiblemente más lo narrativo que lo lírico. Hay algunas personas
que me conocen, que han leído todo lo que he escrito, que comentan
que les ha parecido más un libro de “prosas poéticas” que de
poemas. Es verdad que hay un hilo narrativo, se cuenta una historia,
con unos intermedios decorativos, pictóricos, ambiente, estado de
ánimo... Hay casi más de narrativo que de lírico, pero es poesía.
14.
¿Nos podría recomendar un autor y un libro para comenzar a leer
poesía?
Antonio
Machado o Jorge Luis Borges me parecen dos autores muy legibles, muy
asequibles, para todos los públicos, en especial para gente joven.
También Cernuda, cuya poesía puede tener algo más de dificultad,
pero es por citar a alguien del 27, que siempre ha sido una
generación que en los estudios ha estado muy presente. Luego hay
poetas jóvenes a los que vosotros no llegáis por razones obvias,
que es para lo que sirven estos actos como el Aula de Literatura,
para que la gente se dé cuenta de que existen poetas jóvenes (o por
lo menos vivos) y para que se fomente el deseo de leer.
Para
finalizar nos recitó uno de los poemas de su último libro:
Poema
26
De
los barcos envidio
la
promesa latente
de
una vida distinta.
Los
observo a distancia,
con
vagos sentimientos encontrados:
el
de huir a lugares donde nunca se escapa,
el
de tornar de sitios de donde no se vuelve.
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